jueves, octubre 26, 2006

Confianza.

Estos últimos días me he estado dando algo de tiempo en analizar el comportamiento de la gente que me rodea. Nada nuevo: todos buscan algo, y la mayor parte expone firmemente una posición mientras se comporta de manera incompatible. En resumen, en general, y salvo contadas excepciones, uno realmente no puede confiar en nadie. Nunca falta el chico que le dice a la polola que va a ir con un amigo que no ve hace siglos al depto (cuando ella no va a estar), o el tipo que anda con el serrucho en la mano detrás del puesto de otro en la companía. Nunca falta el tipo que se gasta una parte de su sueldo en pagarle el arriendo a la chica del café con piernas, tampoco. En resumen: la gente, quizás por el modelo de vida occidental que tenemos, no es confiable.